Se celebró en Londres en el verano de 1908 la cuarta Olimpiada de la era
moderna. La carrera de maratón estaba prevista para el día 24 de julio a
las dos y media de la tarde en medio de un día asfixiante de calor y
humedad. Durante esta competición se dieron varias circunstancias que la
hicieron una carrera épica. Para empezar, la distancia a disputar iba a
ser de 42km exactos e iba a discurrir entre el castillo de Windsor y el
estadio Shepperd´s Bush. Sin embargo, los príncipes de Gales quisieron
que la salida fuera exactamente debajo del balcón desde el que iban a
dar la salida por eso quedó para la historia la distancia de 42.195 m.
Hubo varias alternancias en la disputa de la prueba hasta que quedando
pocos kilómetros y tras una carrera muy inteligente se colocó en cabeza
el atleta italiano Dorando Pietri, pastelero de profesión. Nada mas
entrar en el estadio, y con las gradas repletas con 80,000 espectadores,
inesperadamente el italiano cayó al suelo exhausto. Ante los gritos de
la muchedumbre, el atleta ya sin fuerzas se caía y levantaba al intentar
incorporarse. Inconsciente y en el suelo continuaba moviendo las
piernas como si corriera. Con la ayuda de los jueces y durante casi 10
minutos de angustia consiguió recorrer los 325 m. que le separaban de la
meta. Una vez la traspasó fue trasladado al hospital.
A pesar de la agonía no fue el vencedor de la carrera, ya que al recibir
ayuda externa fue descalificado. El ganador oficial fue el
estadounidense John Hayes que llegó instantes después.
Durante la
ceremonia religiosa ofrecida en honor de los atletas, el obispo de
Pennsylvania impresionado con la carrera pronunció la frase que se hizo
inmortal: "Lo importante de esta carrera no es la victoria si no el
hecho de participar". Erróneamente fue atribuida al Barón de Coubertin.
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