miércoles, 17 de febrero de 2010

EMIL ZATOPEK, "LA LOCOMOTORA HUMANA"


Zatopek nació en Koprivnice (Moravia) el 19 de septiembre de 1922 y, por las necesidades de su familia, dejó tempranamente la escuela para entrar a trabajar en una fábrica de zapatos. De estatura mediana (1,74m/67kg), debutó durante la ocupación alemana y se entrenaba en las épocas más difíciles en el pasillo de su casa. Al acabar la guerra ingresó en el ejército, lo que le permitiría entrenarse a tiempo completo en el marco del "deporte de estado".
Y es que Zatopek era un fanático del entrenamiento, que se sometía a un régimen brutal con sesiones de muchos kilómetros, a veces con botas militares, y tremendas series de entrenamiento fraccionado (200-400m) con recuperaciones cada vez más breves. Con ese régimen, la competición era sencilla para un hombre de hierro, cuya resistencia y capacidad de sufrimiento parecían inagotables.

En 1948 debutó sobre 10.000m, en la final olímpica -en un día caluroso- asombró al público con su estilo agónico pero logró su primer oro olímpico distanciando en casi una vuelta al segundo. Unos días después en los 5.000m, corridos bajo la lluvia, cometió un error táctico y se tuvo que conformar con la plata.

Desde 1949, en que batió dos veces el récord mundial de 10.000m, hasta 1955 cuando estableció sus últimas plusmarcas, Zatopek reinó sin apenas oposición en el fondo mundial. Estableció veinte récords mundiales, seis en distancias olímpicas (cinco en 10.000 y una en 5.000) y catorce en otras desde las 6 Millas a los 30km. Estuvo imbatido en los 10.000m desde su debut en mayo de 1948 hasta julio de 1954 (38 victorias).

En los europeos de Bruselas en 1950, tras una exhibición en los 10.000m, Zatopek era el primer atleta en lograr el doblete 5.000 y 10.000m en el campeonato europeo.
Aunque otros atletas han logrado más medallas en una edición olímpica, el triplete 5.000-10.000 y Maratón logrado por Emil Zatopek en Helsinki-52 es la hazaña deportiva de más valor conseguida por un atleta en unos Juegos Olímpicos (y sigue inigualada), no sólo por la dificultad de cada prueba, sino por las circunstancias en que fue lograda con una durísima final de 5.000m ("la carrera del siglo") y siendo debutante en el maratón. La ovación que le tributó el entendido público finlandés y la victoria en el lanzamiento de jabalina de su mujer Dana enmarcan en un aura de leyenda irrepetible el paso de Zatopek por esos Juegos.
Su ilusión de acabar su carrera con otro oro en el maratón olímpico de 1956 quedó comprometida por una lesión que le tuvo en cama seis semanas antes de los Juegos de Melbourne. Sus tiempos de gloria quedaron atrás. El argelino Alain Mimoun destronó al checoslovaco, que, desde el sexto puesto, se quitó la gorra para felicitarle. Dos años más tarde se despidió de las pistas en Guipúzcoa, en el Cross Internacional de Lasarte.

Coronel del ejército checo, su oposición a la invasión soviética de 1968 le valió ser degradado a barrendero. Rehabilitado posteriormente, fue un gran embajador del deporte de su país hasta su muerte el 21 de noviembre de 2000. Algunos corremos con un lazo negro en el corazón desde esa fecha.

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